Hablar de la mantilla es hablar de algo nuestro, algo que define e ilustra nuestra cultura, nuestra forma de vivir, nuestra manera de amar. Origen de los mantos y velos que cubrían las cabezas femeninas como adorno, la mantilla ha evolucionado estilística y sociológicamente hasta convertirse hoy en día en una prenda de carácter ornamental llena de riqueza artesanal. El uso de la mantilla se populariza en el siglo XIX desde que la reina Isabel II la democratiza exponiéndola públicamente al mismo tiempo que se convierte en una prenda española reivindicatoria ante lo foráneo. Como indican expertos en la materia, ‘la revolución de las mantillas fue una forma de protesta de las mujeres españolas frente a las nuevas costumbres extranjeras’. Más tarde, la mantilla deja paso al sombrero y su uso se limita a eventos y ceremonias de carácter lúdico o religioso. Es en la Semana Santa donde la mantilla negra forma parte del imaginario del Sur y en corridas de toros y bodas de mañana donde se impone el uso frecuente de la mantilla color té o blanca. Realizada en encaje de blonda o chantilly, se lleva con peineta de carey o acetato, y se suele complementar con un broche para sujetarla en la parte trasera de la cabeza. Con respecto al protocolo a la hora de su uso, hay muchas opiniones al respecto. Lo más generalizado es utilizar la mantilla negra para las ocasiones solemnes. Así, en Semana Santa, se debe combinar con un vestido negro sencillo en cuanto al corte, realizado en crêpe de seda o satén, terciopelo negro o tafetán. Se puede complementar con guantes, bolso de mano, pendientes, colgantes y rosario. Si se usa para bodas, la mantilla negra se debe llevar con vestido largo y los mismos accesorios, a excepción del rosario, a los que pueden sumarse flores o lazadas en el pelo. La mantilla de color claro, por otro lado, debe limitar su uso a ocasiones con un matiz más festivo, como señalaba antes; en este caso, el diseño que la acompañe permite una mayor variedad en cuanto a corte y estilo, siempre guardando esa armonía y elegancia de su conjunto y significado.Una prenda que inunda con su belleza cualquier recoveco de Internet, pues son incalculables las imágenes que podemos encontrar navegando por la red. Digna de obras de arte, ha sido lucida por mujeres de la realeza, aristócratas y rostros de nuestra sociedad. Y es que no sólo el arte, también el mundo del diseño ha sucumbido a la delicadeza de la mantilla, fuente de inspiración para campañas publicitarias de importantes firmas internacionales y musa de asombrosas producciones de moda. Entre estas últimas, guardo en mi memoria una editorial que desde Doble Erre realizamos para la revista ¡HOLA! Fashion con los diseñadores Victorio&Lucchino, así como algunos reportajes publicados en Surrealista Moda Flamenca. Por supuesto, también la hemos podido ver desfilando por las pasarelas de moda más importantes; entre ellas, el Salón Internacional de la Moda Flamenca, SIMOF. Sirvan las siguientes imágenes para manifestar y compartir con todos vosotros mi absoluta admiración por el diseño y la cultura de la mantilla. ¡Feliz fin de semana!