A menos de un día para que dé comienzo la 22 edición del Salón internacional de la Moda Flamenca (SIMOF), no puedo dejar de recordar algunos instantes especiales que he vivido durante los últimos años de su celebración y, conmigo, todo el equipo de Doble Erre y Fibes (me dejo muchos en el tintero porque son infinitos). Parece increíble cómo a pesar de llevar ya más de dos décadas organizando este gran evento cuyas imágenes dan volteretas por todo el mundo, seguimos teniendo los mismos nervios en vísperas del pistoletazo de salida. Supongo que esto es así porque sentimos que el grado de responsabilidad, lejos de imaginar que cada año puede ser menor e ir más relajados por pensar que lo tenemos todo controlado, es por el contrario cada vez mayor, nos exigimos mejorar edición tras edición. Cambios y contenidos más atractivo y profesionales para diseñadores, firmas, expositores y visitantes, y eso se traduce en un estado de alerta e inquietud (por supuesto, gustosa) que, cuando clausuramos y todo sale conforme a lo previsto, no os podéis imaginar la satisfacción tan enorme que supone para todos nosotros. Esta es la principal motivación para empaparnos y contagiarnos de nuevo de ilusión y empezar a trabajar para la siguiente edición. Desde aquí, os invito a que viváis SIMOFen alguna ocasión porque es una experiencia única; durante los cuatro próximos días, tenéis la oportunidad de hacerlo en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla…, ¡os espero! Besos flamencos.