Una experiencia que alimenta el alma

Hace ya más de diez años, por circunstancias de la vida tuve la suerte de que me ofrecieran participar en un proyecto que me enamoró desde su génesis por su filosofía, sus aspiraciones y su belleza. Aquéllos que concibieron la idea me la transmitieron con emoción, entusiasmo y, sobre todo, mucha ilusión. Aire de Sevilla podía tener destinos bien distintos, algo parecido al ‘cuento de la lechera’, que pintaba excelente y el desarrollo podía ser bárbaro, o todo lo contrario. Pero ya era tarde para mi voluntad, que en esos momentos estaba más fácil que la tabla del uno, como dice una buena amiga. Me enamoré del proyecto y creí ciegamente en las personas, así que me tiré de cabeza (y nunca mejor dicho) a la experiencia que está resultando participar en la creación y posterior expansión tanto nacional como internacional de estos insólitos baños, ahora Grupo Aire.

Desde que te asomas por sus puertas (no importa el espacio en el que te encuentres: Sevilla, Almería, Barcelona o New York), el tiempo parece ralentizarse y con él nuestras obligaciones y compromisos. Todo aquí es agradable y gustoso. Cada uno de nuestros cinco sentidos es tenido en cuenta y atendido. Aquí se siente, se huele, se ve, se disfruta de baños de agua templada, caliente y fría, de sal, Hamman o el baño de mil chorros, que resulta muy agradable; se escucha una música bien elegida que te traslada allí donde te apetezca ir; se ven las estancias de una casa palacio sevillana del siglo XVI que aún conserva su sabor y detalles de inusual belleza; se paladea un exquisito té y algo más…, aprecias las manos de profesionales expertos en masajes relajantes que nunca querrías que terminaran. Uff, esto no se puede explicar con propiedad, ¡cada día es una experiencia diferente!

En esta ocasión, quise probar una novedad, una nueva experiencia, el ‘Baño de Vino’, hasta ahora inexistente en Aire. Esta singular experiencia discurre en una sala que ha sido habilitada especialmente para acoger un espectacular brocal de un antiguo pozo veneciano que data de finales del S. XVI. Me sorprende la encantadora decoración de la sala: dos paneles verticales que reúnen en total cerca de 1500 botellas de vino vacías. Además, y para terminar de crear una atmósfera mágica que invita a la relajación máxima, la sala posee una iluminación muy tenue y preciosa con decenas de velas.

Dos horas de puro relax físico y mental, incluyendo un recorrido termal por toda la casa que termina con una inmersión completa en las propiedades y aromas del vino de Ribera de Duero. El tiempo total de estancia en el ‘Baño de Vino’ es de veinticinco minutos, de los cuales quince se dedican a un suave y placentero masaje craneal con una mascarilla capilar ultrahidrante. La experiencia termina con la degustación in situ de una copa de tinto Matarromera.

De verdad que hago verdaderos esfuerzos por ajustar mis palabras a la realidad de esta experiencia. Si tuviera que resumirlo en una palabra diría que es…, ¡¡UNA PASADA!! Seguimos en contacto, amigos.

Comments (4)

  1. Stephanie Belles (@StephanieBelles)

    junio 29, 2015 at 10:17 pm

    Wooow! que calma y relax respiran esas fotografías, ¡que envidia me das! jeje
    Menuda experiencia 🙂

    B. http://www.StephanieBelles.com

    • adm_rrevuelta

      junio 30, 2015 at 8:59 am

      La verdad es que siempre resulta una experiencia única…, más que recomendable. Un saludo.

  2. cesar ramos bartolome-sanz

    mayo 4, 2016 at 9:25 am

    RAQUEL REVUELTA, ademas de ser GUAPISIMA, es una mujer con muchisima clase . No todas las mujeres guapas , tienen la clase de RAQUEL REVUELTA

  3. Antonio Rengel

    junio 18, 2016 at 3:10 pm

    Divina en todas tus fotos Raquel

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