¡Feliz año 2016, queridos amigos, de todo corazón! No sé qué tal ustedes, pero os confieso que yo tenía unas ganitas locas de que acabara el 2015 por muchos motivos y, aunque fuera simplemente por gastar…, ¡hala, que terminara ya! Muchos ratos buenos y algunos malitos también, pero el cómputo general es positivo. Me parecería muy injusto por mi parte lamentarme cuando, tan sólo mirando por el rabillo del ojo hacia un lado, se ven tantos dramas casi insoportables para personas que, sin embargo, siguen ahí en la lucha con fuerza, una sonrisa y la mejor actitud, desdramatizando y tirando ‘p’alante’. Son un ejemplo para mí y mi norte. Año de aprendizaje y crecimiento personal, de mucho esfuerzo y trabajo, por eso espero en 2016 recoger algunos frutos de la siembra del año precedente. Mis Navidades no han estado nada mal, pero tampoco han sido de las mejores, para qué mentir. Muy feliz porque poseo la gran suerte de tener a todas las personas más queridas e importantes de mi vida sanas; esa es la mayor fortuna que alguien puede tener en la vida y cada noche doy gracias a Dios por ello. ¡Uff, pero no quiero ponerme intensa! Cambio de tercio y, como en otras ocasiones, os enseño a través de imágenes cómo han sido “mis momentos», esos instantes personales de ‘la Navidad más revuelta’.
Y comienza el reparto de regalos rodeada de hijos, hermanos, padres, cuñados y sobrinos….
Entre tanta magia e ilusión, me viene a la memoria aquel año en el que tuve la suerte de encarnar a Su Majestad el Rey Gaspar en la cabalgata de Triana…, ¡¡una experiencia inolvidable!! Hasta pronto, ¡¡besos!!